Si bien existe un
silencio y preocupación por los efectos colaterales que traerá consigo la
cuarentena mexicana a raíz de la llegada del Covid-19, una de las principales
cosas es la parte de seguridad que no se ha hablado en medios con una estrategia
de atención a tiempo posterior.
El aprovechamiento de la
delincuencia en todos sus niveles comenzó a tomar como detonante desde la
soledad en algunos puntos de la ciudad, los sitios comerciales turísticos con
ingresos económicos, las plazas comerciales en días de visita de adultos
mayores e incluso la parte digital para realizar ataques de ingeniería social y
así llenar los bolsillos.
Si bien, el delincuente común
de robos en transporte público vive al día “generando” como lo suelen llamar en
su argot, el uso de transporte por cuestiones de movilidad aún laboral o para
ir con la familia, hace que las labores de este sector se vuelvan mas
violentas, al tener una carencia de público del cual obtener ganancias, no es
de extrañarnos que a mediano plazo se dispersen a nuevas rutas para aventurarse
a conseguir ganancias en especie como dispositivos electrónicos o económicas directo
de las carteras ajenas.
La soledad de algunos
puntos de diversas ciudades del país es el blanco perfecto para el sector que
se encarga de robos al transeúnte, peor aún, en sitios despoblados el oportunismo
y camino libre para muchos de los violadores será un foco rojo de operación,
puentes, barrancos, tiraderos, por dónde una mujer tenga que transitar por
necesidad de cruce, será algo de verdadera preocupación, cuándo esto se
convierta en puntos de delincuencia organizada veremos poco a poco en medios el
aumento de secuestros exprés, violaciones y peor aún, para no dejar evidencia
feminicidios.
Algunas de las zonas más
concurridas en estos tiempos vacacionales generaban un ingreso de visitas
extranjeras, particularmente la parte obscura que se mira superficialmente pero
no se atreven a mencionar versa sobre las ganancias a costa de la venta de drogas
y estrechamente ligado a la trata de personas, es cierto que muchas de las
zonas de playa preferidas por turistas de otras nacionalidades son un paraíso
para conseguir servicios sexuales de menores de edad, lo que con una crisis de
sanidad en el mundo simplemente dejará un rastro de defunciones de personas victimas
de esta modalidad del delito al no poder generar las rentas diarias de sus respectivos
captores, sin olvidar mencionar los contagios o focos locales en aumento.
No es por minorizar el
efecto de robos “comunes” de víveres el arrebato de bolsas con despensa o
carteras, pero está modalidad ya ha tenido una variante desde las primeras
semanas de casos y pánico social, al comenzar a violentar a las personas que se
dedican a este tipo de ilícito, los adultos mayores son el blanco predilecto,
pues con un programa de asistencialismo en operación, los días pautados para el
cobro de la ayuda están indicados, lo que para el delincuente se convertirá en
una semana movida.
En la última nota de
nuestro blog hablábamos sobre nuestra investigación digital cotidiana, este
aspecto es el menos explorado en materia de seguridad, pero con ataques ya
realizados a hospitales, fuera del usuario común, la inexistencia de un plan de
atención es nulo.
Sin una estrategia de
seguridad post-cuarentena tendremos un aumento en todas las cifras y modalidades
del delito.
Reflexionemos…

